Esta es la historia de Temautia de Tula Chico, Tlachixki de la cultura Chalchihuites y Ostotakani del Cañón de Bolaños. Temautia es un astrónomo y sacerdote que decide visitar y estudiar la frontera norte del movimiento del Sol, ubicada en el centro ceremonial de Alta Vista. Tlachixki es un guardia y combatiente del centro ceremonial de La Quemada, mientras Ostotakani es el jefe de una pequeña y pobre aldea en las orillas del río Bolaños. Aun cuando viven en lugares diferentes, todos ellos y sus pueblos han resentido el colapso de Teotihuacan que empieza a ocurrir desde el año 550. Pese a la inestabilidad que sigue a la caída de la más grande y poderosa ciudad de Mesoamérica, las rutas comerciales se mantienen, en particular la llamada ruta de la turquesa, que en un momento de la historia partió desde Chichén Itza hasta al alto California, pasando por Tula Chico y las ciudades de los chalchihiutes: Alta Vista y La Quemada. La búsqueda de la frontera norte del Dios Sol, en el Trópico de Cáncer, junto con la ruta de la turquesa, harán que estos hombres y mujeres se encuentren para aprender a amar, escapar de sus secuestradores, o para morir defendiendo a la gente que quieren o a su tierra. Cuando Teotihuacan colapsó mucha gente se resistió a abandonar la ciudad que adoraban. Pero hubo una gran cantidad de teotihuacanos que emigraron para fundar nuevas ciudades y otros que regresaron a las ciudades que Teotihuacan había fundado. Uno de esos sitios era Chingú y Tula Chico. Por siglos, Chingú fue uno de los principales centros de suministro de materiales de construcción para Teotihuacan. A los que fundaron Tula Chico se les fueron uniendo las aldeas coyotlatelcas. >Por el sur occidente florecía la monumental cultura Teuchitlán o de los Guachimontones. Ellos decidieron tomar el cañón de Bolaños y con esa vía fluvial establecer un contacto comercial más cercano con los chalchihuites de La Quemada y Alta Vista. Con este acercamiento lograron mantenerse vinculados a la Ruta de la Turquesa, por la cual se comercializaban piedras preciosas, sal, algodón, piezas de cerámica y otros materiales. Con estos intercambios afianzaron su relación cultural y comercial con los chalchihuites. Al mismo tiempo que intercambiaban alimentos, piedras y artículos diversos, la ruta de la turquesa se convirtió en un canal de intercambio de ideas religiosas, políticas y culturales. En la expansión que siguió al crecimiento de las ciudades chalchihuites, los cazadores y recolectores que abundaban en el occidente de México, fueron perdiendo las tierras en las que cazaban y recolectaban sus alimentos. La confrontación fue inevitable entre las culturas sedentarias impulsadas e influenciadas por Teotihuacan, contra aquellos que preferían la vida nómada con la que habían sobrevivido por siglos.
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