El hombre de todos los tiempos y culturas ha demostrado, según lo atestigua la historia, un profundo sentido de trascendencia que lo ha expresado en el arte, la literatura, la religión y todas las formas presentes en la cultura. Este sentido legítimo de buscar más allá de sí mismo y encontrarse de cara a un ser Superior, se ha constituido también en el fundamento de un estilo de vida que se refleja a través de principios morales y éticos encargados de regular la interacción social, familiar y personal.