Caja de herramientas, botiquín de primeros o segundos auxilios, archivo de conceptos y metáforas, también fantasías de empismos ficticios, materialidades de novelas jurídicas, danzas de ilusiones críticas y espectros insumisos: he aquí nuestra Pandora, una caja babélica, un libro polifónico. No se revocan abstracciones encarnadas. No se patenta un silencio que reinventa el ruido. Se trazan visiones no exaltadas, aunque no siempre serenas. Emerge, muy de tanto en tanto, cierta melancolía, una soledad acompañada. Torre inclinada por condensaciones y figuraciones, rascacielos horizontal que en sus renglones enlista a Wittgenstein y Foucault, a Legendre y Marí, a Kafka y Carson, a Agamben y Rancière, a Melville y Benjamin, a Derrida y Vismann, red de círculos que se entrelazan e intersectan el siglo pasado y el presente, que captan movimientos, tanteos de nuestro pensar, de su pesar. ¿Cómo escribir desde la persistencia de la violencia radical? Violencia de los poderes, violencia de la escritura, violencia de la crítica devenida dogma, autocomplaciente. ¿Cómo escribir sin perpetuarla, sin congelar sus gritos, ni museificarla, ni convertirla en papers? Entre la fidelidad y la traición a esa interrogación, ensayamos en estas páginas, desde estilos y temáticas múltiples, arrojamos sombras atentas, esperanzas, heteróclitas.