Durante los últimos cincuenta años la psicología se ha dedicado fundamentalmente a lo negativo y a la enfermedad mental olvidando las fortalezas y virtudes necesarias para encontrar lo que Aristóteles denominó la "buena vida" (Seligman, 2003). Esta situación es extensiva también al mundo de la discapacidad en general y, de forma específica, al campo de la discapacidad intelectual. Durante décadas el campo de trabajo con personas con discapacidad intelectual se ha centrado principalmente en las condiciones externas: condiciones de vida física, comportamiento adaptativo y políticas sociales, lo que ha permitido que sus índices de calidad de vida hayan aumentado de modo considerable. Sin embargo, apenas conocemos aspectos vinculados a los estados internos positivos. Por ello, este libro se centra en conocer la vertiente más emocional y laboral de los trabajadores con discapacidad intelectual. El análisis de estos resultados nos permitirá profundizar en las características de este colectivo que desempeña un puesto de trabajo así como aportar información de utilidad para diseñar y/o mejorar los diferentes programas y estrategias de intervención.