La apicultura en nuestro país se caracteriza por un bajo o poco nivel de desarrollo tecnológico aplicado a sus procesos productivos y por el desconocimiento del subsector a nivel nacional. La carencia de un gremio con trayectoria y reconocimiento en el país, que lidere la representación de este subsector de la economía, que logre impulsar su desarrollo y que supla las necesidades de producción e investigación, hace de la apicultura una actividad artesanal, de uso doméstico primordialmente y enfocada en el trabajo individual o familiar, dándole poco reconocimiento, a pesar del gran impacto que puede generar.