El nivel del mar disminuye anualmente en promedio alrededor de 1.30 metros debido a la evaporación de sus aguas, que se convierten en nubes de agua dulce, agua que finalmente es devuelta al mar por precipitación fluvial directa sobre la Tierra (lluvia), en forma de cuencas superficiales (ríos) y por circulación de agua subterránea, éstos últimos conocidos como acuíferos. Estos acuíferos se pueden manifestar en la superficie como cuerpos someros de agua conocidos con el término general de humedales, incluyendo lagunas costeras, manantiales y/o ojos de agua o bien desembocar en el mar descargando sus aguas en forma difusa a lo largo de la costa a través de la trama porosa de la roca. Parte del agua dentro del ciclo hidrológico se permea a través de las capas del subsuelo y satura al medio contenedor, debido a la presencia de una capa de impermeable, de tal forma que se acumula el agua y empieza a fluir, dando vida al acuífero a través de flujos subterráneos tales como el flujo local, intermedio y regional, los cuales se generan de acuerdo a las propiedades intrínsecas del medio y la forma del relieve topográfico.