Las elecciones presidenciales de 1998 en Venezuela marcaron un profundo cambio en el sistema de partidos y en la democracia misma. La victoria de Hugo chávez sentó las bases de un escenario polarizado con un débil sistema de partidos sustituidos por un liderazgo personalista. La Teoría direccional muestra como mediante una serie de desarraigos y alineaciones electorales Chávez logra una casual victoria, generada en parte por un gran descontento, la búsqueda del cambio y la crisis de la partidocracia tradicional.