La atención al parto está sufriendo una profunda y continua transformación. Las propias mujeres y distintas organizaciones como la OMS están reclamando una atención menos medicalizada y menos intervencionista del parto, como proceso fisiológico que es. Mediante el plan de parto las mujeres expresan libremente sus deseos y expectativas sobre esta atención, por lo que, además de ser una herramienta que facilita la comunicación con los profesionales, supone también una declaración del interés de la mujer en una participación más activa en su propio proceso de parto. Se trata por tanto de un verdadero consentimiento informado y los profesionales debemos estar preparados para ofrecer una atención acorde a esta demanda y basada en la evidencia científica.