Somos siempre hijos de alguien, como decía María Zambrano, y por tanto herederos y descendientes de una tradición. Los textos filosóficos son una referencia fundamental para conocer nuestros orígenes culturales. Pero no se trata de una recepción pasiva, anclada en el pasado, sino que nos permiten establecer un diálogo al sugerirnos preguntas que sólo pueden contestarse en relación a nuestro presente. Por ello, en estos textos, escritos en una época lejana, podemos buscar y encontrar nuestro propio mundo.