En el apogeo de su adoración la Bastet, la diosa de los gatos, decide abandonar el mundo de los humanos. Regresa en el siglo 19 a su antigua ciudad Bubastis, y la recibe La Miseria. Detalladamente, La Miseria le realiza un relato, de todos los sucesos ocurridos durante su larga ausencia. Obviamente desde su punto de vista. Con ese relato en la cabeza, Bastet comienza a recorrer el mundo, condenada a dirigirse a los lugares más lúgubres y miserables. Llega a la Argentina el 31 de diciembre de 1999, atraída por la angustia de todo un pueblo. Desembarca en el Puerto de Mar del Plata. No entiende a los argentinos. A pesar de todo el dolor, todo el sufrimiento, aun tienen sueños y esperanzas. Desconcertada, termina en una cochera subterránea. Esta contradicción, la quiebra y de su llanto surgen siete gatos. Siete aspectos de Basted hechos carne. Los mismos se dispersan en al alba, bajo la aprobación de su madre. Estos felinos son sagrados, mágicos y sabios, pero tan contradictorios y multifacéticos como el País que los vio nacer. Y pueden escurrirse por cualquier ventana.