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Era pleno invierno en la ciudad de New York, en donde las bajas temperaturas llegan fácilmente a los quince o veinte grados Fahrenheit bajo cero, ese día martes del mes de noviembre no fue una excepción, estaba sumamente frío, el día y la noche anterior había nevado y por la madrugada había empezado a caer lluvia la cual con las bajas temperaturas se iba congelando a medida que iba cayendo, las carreteras estaban resbalosas y por lo mas peligrosas, hay veces en que las carreteras quedan cubiertas de una fina capa de hielo conocida como hielo negro o hielo claro, el cual es bastante resbaladizo y prácticamente imposible de divisar, siendo sumamente peligroso para los conductores.