En la actualidad es escasa la información relacionada con la experiencia de los padres frente al nacimiento de un hijo con discapacidad, este evento inesperado produce un gran impacto psicológico y emocional en ellos que los enfrenta a la frustración de sus anhelos y fantasías sobre la existencia de un supuesto hijo ideal, generando diversas actitudes hacia la discapacidad. Al respecto, se identifican tres etapas consistentes de ajuste para los progenitores: shock, reacción y adaptación las cuales definen la relación padre e hijo. En consecuencia la escuela tiene una gran responsabilidad que atender en este binomio, pues son ellos los adultos más significativos en la vida del menor y un apoyo educativo insustituible; por tanto una intervención adecuada les permitirá redefinir la situación y entenderla desde otra perspectiva pudiendo aceptar, reconocer, respetar e incluso amar sin condicionar al hijo con discapacidad.