La inteligencia es la capacidad de aprender rápidamente, la competencia es la capacidad de actuar con sabiduría sobre la base de lo aprendido. Alfred North Whitehead. Nuestra inteligencia emocional determina nuestro potencial para aprender las competencias emocionales prácticas. Nuestra competencia emocional en el trabajo muestra cuánto de nuestro potencial hemos traducido en capacidades concretas. Tener simplemente una gran inteligencia emocional no garantiza haber aprendido las competencias emocionales que interesan para el trabajo. Por ejemplo, una persona puede ser sumamente empática, pero no haber aprendido aquellas habilidades que basadas en la empatía, se traducen en servicios superiores al cliente o liderazgo compartido. El paralelo con la música sería alguien con un timbre de voz perfecto que habiendo tomado lecciones de canto se ha convertido en un tenor de ópera sobresaliente, sin dichas lecciones no hubiera hecho carrera en la ópera; no obstante todo su potencial, sería un Pavarotti sin oportunidad de florecer. Daniel Goleman