Desde la mirada del Derecho y desde la perspectiva de los DDHH, el "modelo para armar" importa inexorablemente un cambio paradigmático, que sitúa a la persona menor de edad como sujeto de derechos, y que conlleva una necesaria reformulación de todos los sistemas jurídicos, pues no solo es titular de tales derechos, sino que puede y es capaz para ejercerlos. En esta línea, destella como eje medular el principio pro-homine, que implique el ejercicio de la jurisdicción, la tutela judicial efectiva, el derecho a ser oido, a participar activamente en los procesos donde tenga sus intereses se encuentren involucrados, con dictados de sentencias lógicas, razonadas, fundadas, y que aseguren el predominio de los derechos humanos implicados en el enjuiciamiento que se trate. La autora mediante el parangón entre el Principito y la CDN, como los iconos de textos destinados a la infancia, invita al lector a re-pensar la Infancia y Adolescencia como un ejercicio interno que conlleva a la literatura y la ley con un mismo destinatario: el niño/a.