Familia y pareja implican pensar el lazo social y el conflicto que surge alrededor de él, ya que ambos, no pueden constituirse sin la presencia del sujeto, que al estar inmerso en el lenguaje y la cultura, deja entrever, en el lazo social, su amor por el otro y también las dificultades propias de dichas relaciones, pues ellas, las más de las veces, si bien implican satisfacciones y disfrute, no son ajenas a las renuncias subjetivas que son necesarias hacer para poder convivir con los otros y establecer la cultura. Tanto familia como pareja encuentran generalmente su fundamento en el vínculo amoroso que une a quienes integran la una o la otra, no es menos cierto que también ellas incluyen la más de las veces una porción de agresividad entre sus miembros, se trata de un no saber colocarse frente a la presencia del otro o incluso, de un no poder a veces, soportar dicha presencia, o el peso de las palabras de aquel que se ama o que dice amar. Este vínculo, frente a esa dualidad entreamor y agresión y/o violencia, tiende a complejizarse aún más, pues él indica que amor y deseo y/o buenas intenciones no son suficientes para que familia y pareja puedan establecerse armónicamente.