La salud cardiovascular es un tema poco abordado en recintos penitenciarios, y es actualmente una de las principales causas de morbi-mortalidad en la población general. Por su parte las condiciones propias del encarcelamiento caracterizadas por hacinamiento, insalubridad, sedentarismo y mala alimentación, sumado a las condiciones desfavorables en salud que ya traen consigo las personas privadas de libertad, condicionan a esta población vulnerable a una mayor vulnerabilidad, aumentando así casi 3 veces el riesgo cardiovascular en comparación con la población general.