Todo el tiempo nos llenamos la boca con la palabra “energía”, pero dándole en cada ocasión un significado diferente. Somos bombardeados por mensajes que la contienen, a veces en forma errada o idiota. La usamos con mil significados diferentes, hasta hacerle perder cualquier significado. “Es un tipo lleno de energía”, “energía eléctrica”, “energía mental”, “energía positiva”, “ahorro energético”, “alimento altamente energético”, “energía vital”, “energía magnética”, “energía mecánica”, y así infinitamente en un caleidoscopio en el cual esta hermosa palabra de origen griego, a fuerza de retorcerse en sus mil caras, termina por no significar nada.
El libro trata de darle un sentido a esta palabra, ilustrando qué es, de dónde viene, para qué sirve, cómo se hace para “extraerla” del lugar en el que se esconde, por qué no es gratis aunque las fuentes sean gratuitas, qué diferencia hay entre energía y potencia (diferencia que desenmascara muchos trucos e ideas erradas). Luego se detiene en las energías renovables, explicando por qué se desarrollaron tan tarde y en qué punto se encuentran con respecto a las energías fósiles. Se usa el punto de vista energético para estudiar la historia del ser humano, y se descubre que a su disposición tenía solamente la energía de sus propios músculos, con una potencia, digamos, de 80 – 90 vatios por persona por día; el doble bajo esfuerzo, algo que luego, con la invención de la sociedad, el uso de animales, el descubrimiento del fuego, la utilización de herramientas y metales, llegó a unos 750 vatios por persona. Con el Imperio romano, la potencia a disposición de cada individuo, llegó a unos 900 vatios al día; en el Medioevo se llegó a unos 1400 vatios, y hoy, cada uno de nosotros, en media, puede contar con unos 10 mil vatios al día. La historia de la civilización también es la historia de la energía y de la potencia con la cual se puede explotar. El libro se divierte indagando en la energía que está dentro de las cosas de uso común. La energía del violín, que da título a la obra, es un ejemplo de progreso tecnológico que marcó a una entera civilización, el de la Contrarreforma católica, una civilización de la imagen ante litteram. En resumen, un libro curioso para curiosos, atento a la exactitud científica de los temas, y que trae nuevos puntos de vista, en ocasiones aparentemente contrarios al sentido común, como por ejemplo, el divertido capítulo sobre el kilómetro cero.
El libro trata de darle un sentido a esta palabra, ilustrando qué es, de dónde viene, para qué sirve, cómo se hace para “extraerla” del lugar en el que se esconde, por qué no es gratis aunque las fuentes sean gratuitas, qué diferencia hay entre energía y potencia (diferencia que desenmascara muchos trucos e ideas erradas). Luego se detiene en las energías renovables, explicando por qué se desarrollaron tan tarde y en qué punto se encuentran con respecto a las energías fósiles. Se usa el punto de vista energético para estudiar la historia del ser humano, y se descubre que a su disposición tenía solamente la energía de sus propios músculos, con una potencia, digamos, de 80 – 90 vatios por persona por día; el doble bajo esfuerzo, algo que luego, con la invención de la sociedad, el uso de animales, el descubrimiento del fuego, la utilización de herramientas y metales, llegó a unos 750 vatios por persona. Con el Imperio romano, la potencia a disposición de cada individuo, llegó a unos 900 vatios al día; en el Medioevo se llegó a unos 1400 vatios, y hoy, cada uno de nosotros, en media, puede contar con unos 10 mil vatios al día. La historia de la civilización también es la historia de la energía y de la potencia con la cual se puede explotar. El libro se divierte indagando en la energía que está dentro de las cosas de uso común. La energía del violín, que da título a la obra, es un ejemplo de progreso tecnológico que marcó a una entera civilización, el de la Contrarreforma católica, una civilización de la imagen ante litteram. En resumen, un libro curioso para curiosos, atento a la exactitud científica de los temas, y que trae nuevos puntos de vista, en ocasiones aparentemente contrarios al sentido común, como por ejemplo, el divertido capítulo sobre el kilómetro cero.