En el escenario global, la demanda de agua ha ido en aumento desde todos los frentes, ya sea la agricultura, la industria o el uso municipal. Aumentar la producción de cultivos para alimentar a una población mundial de unos seis mil millones de personas con unos recursos hídricos cada vez más escasos es todo un reto. El método convencional de riego no ha sido tan eficiente en el uso del agua, lo que ha provocado un despilfarro excesivo, además de crear problemas en muchas regiones por el anegamiento y la salinidad. El uso no científico del agua, además del despilfarro, tiene un efecto perjudicial para la salud del suelo. Por lo tanto, el uso juicioso del agua es vital para lograr una mayor productividad de manera sostenible. Los sistemas modernos de riego, como el goteo y la aspersión, junto con otras prácticas mejoradas de gestión del agua, mejoran la eficiencia del uso del agua y la productividad. El método de aplicación de agua por encima de la superficie del suelo que se asemeja a la lluvia se conoce como sistema de aspersión.
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