Las experiencias de salud y enfermedad humanas constituyen un proceso entendido como un continuum , que implica una serie de prácticas de salud respaldadas por saberes y creencias culturales, que en muchos casos impiden, retrasan, sustituyen o continúan la atención sanitaria profesional según el modelo Biomédico. Hasta ese momento, proliferan y se desarrollan los sistemas de cuidados informales como los procesos de autocuidado y autoatención, circunscritos al ámbito doméstico. Éstos revisten gran interés debido a su dilatado recorrido o presencia histórica, ligados, en su origen al mantenimiento de la vida, demostrando la adaptación a las transformaciones sociales y culturales de cada época y lugar. Asistimos a un proceso de envejecimiento de la población y a un déficit en la disponibilidad de cuidadoras. A su vez, las migraciones internacionales constituyen un hecho social por excelencia que coincide en espacio y tiempo con lo expuesto; así, la evolución de los propios sistemas de cuidados informales va a ser sustentada en gran medida por mujeres inmigrantes que asumen el rol del cuidador informal familiar, reproduciendo un esquema tradicional de cuidado.