Este trabajo centra su análisis en las escuelas anarquistas de principios del siglo XX, en algunos centros urbanos de la Argentina. Haciendo especial hincapié en el papel central de la educación en dichas experiencias, sus vinculaciones, la planificación de las actividades pedagógicas, la noción de educación impartida, la organización para concretar esta acción colectiva, puesta en marcha, sostenimiento en el tiempo y disposición de recursos. A través de la comparación de cada uno de los casos, contrastando las posturas que afirman que estas escuelas anarquistas son experiencias desarticuladas e improvisadas, nuestra hipótesis es que las mismas constituyeron un esfuerzo movilizador inscripto en un movimiento cultural, social y político. Asimismo, consideramos que existió un intento de disputar el monopolio educativo estatal. El eje de nuestro análisis se posa en las experiencias educativas impulsadas por el movimiento anarquista, pensándolas como prácticas disruptivas, prácticas de acción directa. La importancia que se le otorga a la educación como práctica política concreta nos permite pensar que no estamos ante un fugaz episodio colectivo sino ante un movimiento social desafiante