Uno de los hallazgos más consistentes en la investigación de los servicios de salud es la brecha entre la evidencia y la práctica. El interés en el cuidado relacionado con las úlceras por presión ha ido en aumento, no sólo encaminado hacia la consecución de un tratamiento eficaz, sino también, dirigido hacia la prevención de las mismas ya que se estima que hasta el 95-98% de las UPP son evitables en la edad adulta, pero no existen cifras que hagan suponer que esto mismo ocurre en la edad infantil. El desarrollo de estas lesiones es uno de los principales eventos adversos de la atención hospitalaria, lo que ha provocado que la Organización Mundial de la Salud y la Agency for Healthcare Research and Quality las haya catalogado como indicador de la calidad asistencial. Los profesionales del ámbito de la salud deben conocer esta realidad para poder establecer estrategias de prevención y tratamiento basadas en la evidencia científica. Una de las herramientas disponibles para poder llevarlas a la práctica son las guías de práctica clínica.