La modernidad ha inducido una metamorfosis radical en nuestra experiencia del tiempo. Con ello, ha quebrantado el régimen del pensamiento, las exigencias de la escritura, las calidades de la compenetración recíproca en las redes del vínculo. Ha disipado la fuerza de la experiencia de la finitud, la desaparición, la extinción y la muerte. Ha disipado la fuerza de la espera y ha transfigurado la insistencia, los ritmos y los acentos de la expresión y del deseo. Este texto no es sino una tentativa de escritura en la que el fragmento expresa una voluntad de apropiación intempestiva del reposo como una integración de la meditación al despliegue de la escritura.