Los metales pesados como el hierro y manganeso aunque son esenciales para la vida en concentraciones elevadas son consideradas sustancias potencialmente tóxicas, estos encuentran presentes en el agua debido a factores antropogénicos y naturales y son causantes de graves daños a los seres vivos ya que pueden permanecer largo tiempo en el entorno debido a que se depositan en los sedimentos de los cuerpos de agua. En los organismos su acumulación es consecuencia de su incorporación en las cadenas alimenticias.