En la actualidad, las dislipemias son un importante problema de salud en las sociedades modernas. Dada su prevalencia, la alta morbimortalidad, la repercusión en la calidad de vida y el gasto sanitario asociado, se hace necesario investigar estrategias para su prevención y tratamiento. En este contexto, la evidencia acumulada indica que el consumo de ácidos grasos omega-3, supervisado por un nutricionista, puede reducir los niveles de colesterol circulante. El primer aspecto relevante estudiado en el presente trabajo fue la calidad de los aceites de pescado encapsulados. Una alternativa a los aceites de pescado son los aceites de semillas de lino. Como continuación del trabajo, se plantearon dos intervenciones nutricionales en una Oficina de Farmacia, donde se estableció un protocolo de actuación que permitió conocer in situ los perfiles lipídicos de las participantes, así como sus medidas antropométricas y otros parámetros. El trabajo desde la Oficina de Farmacia ha permitido aplicar con éxito estrategias preventivas y correctivas para hiperlipemias, contribuyendo posiblemente a reducir la incidencia y la mortalidad por enfermedad cardiovascular.