Durante muchos años ha existido la necesidad de abordar los vacíos conceptuales y procedimentales que en el ámbito escolar se han detectado en la interpretación de la fracción, específicamente, en su relación como parte-todo, siendo ésta la base para la construcción de conceptualizaciones matemáticas abstractas posteriores e inminentes para el entendimiento algebraico y el buen uso de los números racionales. Acorde con lo citado por Behr (1983) cuando afirma que esta interpretación constituye la base para la comprensión de posteriores construcciones matemáticas. Es así como se enunciaron cuatro categorías de análisis para trabajar el reconocimiento de la unidad. Para estas categorías de análisis se retomaron los atributos de la fracción y contextos enunciados por Llinares & Sánchez (1997), los registros de representación propuestos por Lesch citado por Llinares & Sánchez (1998) y las problemáticas en el tratamiento de la fracción de Poveda (s.f.). Se aplicó una secuencia didáctica, luego entrevistas clínico críticas a cada uno de los estudios de caso permitiendo establecer la interpretación y posibles construcciones cognitivas, gracias a la Competencia Comunicativa.