Según la OMS, cerca de la mitad de los niños del mundo son anémicos, de los cuales la anemia ferropénica representa la gran mayoría. Un análisis estático del estado nutricional de la población mundial (OMS) ha revelado que la carencia de hierro es la deficiencia nutricional más común, especialmente entre los niños. Por tanto, la anemia ferropénica puede considerarse la enfermedad más común del sistema sanguíneo pediátrico. Hay muchas razones para creer que la deficiencia de hierro conduce a profundos cambios en los tejidos que ralentizan los procesos de crecimiento, perturban el desarrollo armonioso de los niños, reducen la reactividad inmunológica, lo que resulta en un aumento significativo de la morbilidad respiratoria, gastrointestinal, lo que aumenta el riesgo de patología crónica.
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